Datos entresacados de su obra “La civilización del espectáculo” y algún aporte.
Según mi entender, él hace una análisis utilitarista de la influencia de la Iglesia en estos 2000 años de historia. Refiere que no se puede negar su contribución a la civilización de Occidente y al contenido de la Declaración de los Derechos Humanos, aunque en su redacción ninguno de los que la elaboraron hacen declaración de pertenencia a religión alguna; entre los redactores figura incluso una persona de procedencia china.
¿Cómo siguen existiendo las religiones hasta el día de hoy?. Pareciera existir una “huella del paraíso”, buscada en todos los tiempos y por todos los hombres. Los hallazgos antropológicos más antiguos atestiguan el misterio de la muerte y que de alguna manera se agregan objetos que les servirían en el más allá. Todos anhelan una justicia inalcanzable en este mundo, sobre todo los menos favorecidos que son los que más esperan. Los más entendidos temen que si se demostrara la inexistencia de Dios, sobrevendrá una barbarización generalizada en la vida social, una regresión selvática a la ley del más fuerte. Estos creen que el freno de las religiones en el desenfreno es más eficaz que todas las leyes positivas. Las leyes divinas son las que dictan la búsqueda del bien, de la tolerancia en la diversidad, la generosidad, la solidaridad y la compasión. Contribuyen además al rechazo del mal, la violencia, el abuso, el robo y la explotación. ”Los hombres se empeñan en creer en Dios porque no confían en sí mismos” (Vargas Llosa).
La cultura cristiana contribuyó a aliviar las formas más brutales de la explotación y la violencia, humanizar la vida en el mundo antiguo, el respeto a la mujer, la liberación de la esclavitud. Con el tiempo esto se plasmará en los Derechos Humanos y en la cultura democrática, por lo menos en el mundo occidental.
La Iglesia primitiva fue perseguida, sacrificada y martirizada hasta el momento que llegó a compartir el poder político y entonces a su vez, ella misma empleó muchas violencias sufridas en carne propia con anterioridad, como las cruzadas, condenas a muerte y hogueras para herejes y brujas. Las Cruzadas, la Inquisición, el Index de libros prohibidos, la lucha en Irlanda del Norte entre la mayoría protestante y los católicos, los conflictos con los progresistas de la Teología de la Liberación, últimamente las acusaciones de violaciones y pedofilias en menores dependientes de instituciones religiosas, empañan su trayectoria. Esto trae como consecuencia la disminución de novicios y cierre de seminarios.
Fue la secularización donde la fe pasa a ser un affaire privado y no estatal, la que permitió una división entre lo espiritual y lo temporal. Las decisiones de consenso (parlamentos) deben ser decididas y cumplidas por creyentes y no creyentes. Los excesos de la secularización se vieron en la Revolución francesa, la Revolución mexicana, la Revolución de Rusia y de China.
Se siguen presentando conflictos entre las leyes positivas y la posición de creyentes en asuntos como el aborto, la eutanasia, el homosexualismo, la descriminalización de las drogas.
En países musulmanes extremistas donde siguen rigiendo gobiernos con leyes religiosas como Arabia, Afganistán y el Irán, se comete todo tipo de atropellos a los derechos humanos, que en realidad sólo rigen en el mundo occidental. El secularismo no se opone a la religión en sí, sino a que la religión no se convierta en obstáculo para el ejercicio de la libertad y la diversidad en las sociedades modernas. El Estado debe ser laico y respetar el ejercicio de las diferentes religiones. El laicismo necesita de la religión, que pone normas morales que frenan los impulsos agresivos de los ciudadanos que a su vez temen algún castigo en el más allá. Estos principios morales y cívicos de las religiones son el sustento de la cultura democrática.
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