XII FORO IBEROLATINOAMERICANO DE ENTIDADES MÉDICAS - MAYO 2022.
Ponencia del Dr. Enrique de Mestral.
La pandemia puso al personal sanitario frente a situaciones nuevas y complejas. Hubo limitación de recursos, tanto hospitalarios como de recursos humanos debidamente preparados. Tal es así que se tuvo que organizar cursos acelerados para capacitación en terapia intensiva. Al mismo tiempo, la Comisión Nacional de Bioética, junto con la Asociación de Medicina y Cuidados Paliativos, así como la Sociedad de Medicina Interna, tuvieron que organizar de urgencia seminarios de capacitación en cuidados paliativos, para que los pacientes con mal pronóstico y poca posibilidad de recuperación, ya sea por deficiencias funcionales previas, fragilidad extrema y polipatologías, pudieran recibir los cuidados necesarios para asegurar el confort de fin de vida.
Para esto se necesitó una capacitación al personal de salud en el conocimiento de los criterios de enfermedad terminal, el no recurso al ensañamiento terapéutico, el uso correcto de la morfina a bajas dosis para aliviar la disnea (sensación desagradable de falta de aire), el recurso a la fisioterapia para la mecánica respiratoria y de la psicología para el acompañamiento de los pacientes y de sus familiares. El seguimiento del duelo patológico o, al menos, traumático es también necesario, con una separación de la fase final de la enfermedad y del ser querido fallecido, por obligación legal de un entierro de urgencia. Una capacitación en comunicación con los pacientes y familiares es también de suma importancia.
Hubiese sido de mucha utilidad disponer de un soporte jurídico para que los pacientes pudiesen disponer de sus directivas anticipadas y de los cuidados paliativos para todos. La voluntad anticipada consiste en un documento escrito por el paciente, cuando aún en buen estado de salud, redacta y firma con testigos, lo que quisiera y no quisiera que se le haga en un momento donde él ya no pueda expresar su voluntad. Desde el 2013 que duerme en el Parlamento Nacional un proyecto de ley, que no se movió a pesar de mucho esfuerzo por convencer a los señores diputados de la necesidad de esta legislación. Otro tanto podemos decir del Proyecto de la Ley de Cuidados Paliativos. Esta ley obligaría al Ministerio de salud a proveer de esta atención multidisciplinaria a los pacientes que presenten enfermedades o situaciones donde ya no hay cura posible o, en caso de la Pandemia, que no haya recursos hospitalarios disponibles y sea necesario calmar los síntomas de fin de vida.
En el Paraguay existe muy escasa disponibilidad de servicios de cuidados paliativos así como de profesionales entrenados. El uso de la morfina y su disponibilidad igualmente. Sólo en Asunción disponemos de la fórmula oral de morfina. En el resto del país sólo circula, en no en todas partes, la morfina inyectable. Los únicos lugares de internación para cuidados paliativos son el Instituto Nacional del Cáncer y la Clínica Divina Providencia. En el Hospital de Clínicas y el Hospital Central de IPS existe un equipo itinerante para todos los pacientes internados.
