Conceptos descritos en una obra magistral “From Socrates to Sartre” de T.Z. Lavine.
La filosofía es un producto y un productor de civilización. Las filosofías particulares tienen su origen en los problemas intelectuales y sociales de su propio tiempo y cultura. Y por la construcción de teorías de la realidad, el conocimiento, la moralidad, la política o historia, ayudan a definir las normas e ideales de su cultura en su área. La historia del entendimiento de cada aspecto de la vida del hombre debe ser confrontado con su historia, su evolución, sus raíces, antes que la pura observación de lo que es hoy. Cada filósofo puede no estar de acuerdo con el anterior, pues ve sus omisiones, limitaciones y debilidades.
Cada etapa de la filosofía puede ser comparada con el brote de una planta, luego al pimpollo le sigue la flor y por fin el fruto. Cada etapa fue necesaria para el crecimiento finito del espíritu humano que se ha desarrollado dialécticamente a través de los siglos.
La verdad del espíritu humano tiene vida, crece y cambia, se fue desarrollando dialécticamente a través los siglos con todas las corrientes de la filosofía. Al comienzo de su desarrollo el ser se hacía consciente de los objetos a través del deseo. Luego el hombre empezó a desear dominar a otros seres humanos y estos últimos también entran en conflicto con los primeros. Uno quiere dominar al otro y ser reconocido como amo. Y debe mantenerlo en vida para esclavizarlo. Descartes se hacía consciente pensando, pero Hegel necesita salir del aislamiento. Luego Marx hará la similitud entre amo y esclavo y el capitalismo con el obrero.
Mirar a Sartre aisladamente es insuficiente, sin todo lo que le hayan influenciado Hegel, Kierkegaard, Nietzsche. Pero es interesante ver lo que cautivó a la segunda mitad del Siglo XX con este personaje.
Nada más lejano del Cristianismo para el cual existe un hombre pecador necesitado de Redención. Este hombre es asistido por la gracia, la Providencia, el Espíritu Santo.
Jean Paul Sartre (1905-1980)
Se rebela contra el empirismo porque ello limita el conocimiento a lo perceptible por los sentidos y porque niega que la filosofía pueda dar una guía a la vida humana. También se aparta del racionalismo cartesiano porque tampoco el razonamiento formal puede explicar el mundo ni tampoco explicar lo que es vivir como un ser humano. Pero coincide con Descartes en la certeza de que mi consciencia es la base de mi ser pensante.
Existencialismo (Kierkegaard, Nietzsche, Sartre, de Beauvoir, Jasper, Heidegger). La existencia precede a la esencia que se nos impone. Es una filosofía del hombre como existencia de un ser consciente. La angustia es el miedo de la nada, de lo absurdo de la existencia humana.
La muerte es mi total no existencia como un ser consciente. Es tan absurda como el nacimiento. Vivimos en alienación de nuestra historia, de nuestras raíces, de nuestros semejantes y tampoco vamos a ningún futuro con significado. No pertenecemos al pasado, ni al presente ni al futuro.
Hay hostilidad en la familia, entre padres e hijos, entre marido y mujer, entre hermanos, en las relaciones laborales y hasta en el amor. No hay una explicación racional de que el mundo exista o que estemos en la nada. Frente a un mundo irracional, superfluo y absurdo, el hombre sólo puede sentir náusea.
Al ser seres completamente libres, sin principios, ni normas, ni ideales, ni valores universales para indicarnos alguna guía para nuestro accionar, somos responsables de nuestras elecciones, de dar sentido a mi mundo, sin ningún soporte en Dios ni en ningún otro fundamento de valores ni de la verdad.
Estamos condenados a ser libres. Pero debemos llevar las consecuencias de la ausencia de Dios. Con la idea de la desaparición de Dios también desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un paraíso inteligible. Si los hombres estamos solos, lo bueno o malo no existe, todo estaría permitido. Sin Dios somos los únicos seres pensantes del universo. Sin Dios tampoco tenemos esencia ni naturaleza. Con la muerte de Dios el hombre se libera de sus reglas y de su gobierno del mundo. En la concepción existencialista de una libertad absoluta no hay lugar para la ética.
Somos distintos de las cosas, que no sienten vacío o insatisfacciones, no persiguen metas imposibles, ni eligen libremente ni tienen responsabilidades.
Fenomenología para Sartre es el modesto estudio de los fenómenos, lo que impresiona a la consciencia humana para que nos parezca que algo es. Rechaza la metafísica para entender la naturaleza o la realidad, las ciencias sociales, la historia, la política, la religión, el arte, el empirismo. Busca describir las estructuras de nuestro diario vivir, la común experiencia de la vida de todos los días.
Esta fenomenología, con su manera de sentir y percibir el mundo por el sujeto consciente, tiene mucha influencia en las ciencias sociales y políticas, antropología cultural, la psicología y la psicoterapia.
Los valores que se originan en mí mismo pueden ser cambiantes según mis circunstancias.
Nihilismo: la razón humana no tiene la fuerza de justificar ningún valor moral sobre otro, todo es igual y sólo la fuerza puede decidir lo que es correcto. El hombre no es más de lo que cada uno hace de sí mismo.
El infierno es la misma gente con quienes nos relacionamos. El dualismo cartesiano entre mente y cuerpo en Sartre sería lo que yo soy en consciencia y el cuerpo que otros ven en mí. En el amor, los amantes no sólo desean sus cuerpos sino la libertad del otro. Ninguno de los dos puede ser libre y poseído. Sólo se puede relacionarse siendo esclavo o esclavizando al otro. Esto lleva necesariamente al fracaso. Sartre describe a la mujer como el objeto dulce, dócil, pegajoso y viscoso que se te pega, te hunde en la ciénaga. Esto tal vez haya alimentado el odio a la mujer.
Conversión al Marxismo. Los intelectuales deben renunciar a su propósito y comprometerse en la acción política para servir al pueblo. De hecho, Sartre apoyó la purga de intelectuales y profesionales en Rusia y también los campos de concentración. Apoyó igualmente la revolución comunista en Cuba y China.
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