Trabajo desarrollado para el Bienio Propedéutico de Filosofía que estoy realizando en línea en la ULIA (Universidad Libre de las Américas).
1. Investiga y resume el valor del ser humano en las religiones paganas frente al concepto cristiano de persona.
Imaginamos la vulnerabilidad y la indefensión del hombre paleolítico frente a fenómenos naturales, las enfermedades, los peligros del mundo circundante y la muerte. Empieza a comprender una suerte de trascendencia y algún poder supremo de quien dependen en esta vida y en el más allá. Entierran a sus muertos con rituales y a veces con objetos que les acompañarán en el viaje al más allá. Designan a diferentes poderes para cada situación, va naciendo el politeísmo. La cultura guaraní (ya en el neolítico) cree en un Dios todopoderoso, Ñande Ru, quien creó el mundo y a los hombres. Lo trataban con respeto y en una relación personal, hablaban con Él.
Del Paleolítico (período de cazadores y recolectores) nos llegan noticias de rituales funerarios, algunos violentos como los neandertales que rompían las articulaciones de sus difuntos.
En el Neolítico (desde hace unos 12 mil años, nace la agricultura, el asentamiento, la domesticación de animales), aparecen las religiones telúricas, el concepto de la madre tierra, la vegetación, la fertilidad, la serpiente, el toro en las pinturas rupestres, la magia, aparecen los santuarios, la religiosidad megalítica. La serpiente se personifica luego en Satanás en el cristianismo. Este concepto de la madre tierra perdura hasta hoy en culturas andinas.
Las religiones celestes y étnico-políticas buscan la conservación y prosperidad del grupo ético y no solo en la salvación individual. Hay una vinculación política con los dioses y no precisamente personal. Sus dioses tienen condición celeste y habitan en las cimas (Olimpo griego, Finisterre de los celtas). Politeísmo y antropomorfismo físico y hasta moral.
En la religión mistérica, el iniciado trata de encontrar la unión con la divinidad. Todos esperaban tras la muerte alguna vida mejor de sus almas por lo menos, pues el cuerpo lo enterraban con sus rituales.
Hoy en día existe algún renacimiento de la religiosidad telúrica con la ecología profunda. Otra manera de revivir lo prehistórico sería el neopaganismo: fiestas, solsticios, celebraciones rituales, culto al cuerpo, moral espontánea. Es una religiosidad del modelo arcaico de la humanidad y de los estratos primitivos de la psicología humana (lo instintivo, lo emotivo, sin gran control de la racionalidad).
El concepto de persona en el cristianismo incorpora elementos como la trascendencia, la libertad, la dignidad, el valor intrínseco de la persona, la sacralidad de la vida, la filiación divina, la redención a precio de sangre, templo del Espíritu Santo, la espera de la resurrección, etc. En realidad, todo esto es mucho y la mayoría de los hombres no llegan o no llegamos a entender.
2. ¿Por qué crees que es tan grande el auge del neopaganismo en la sociedad actual?
En la Edad Media (de Europa), la vida social estaba impregnada de las cuestiones religiosas. Se ve en la pintura, la música, el canto. Hoy en día esa actitud prevalece en los países islámicos, más o menos a la fuerza. Pasó mucha agua bajo el puente desde entonces, el renacimiento, la revolución francesa, la edad moderna.
Hoy estamos en la edad postmoderna, una cultura light, sin valores absolutos reconocidos, rige el individualismo, el relativismo. La gente de hoy pasa el día y los años sin pensar en Dios. Tiene otras preocupaciones, el consumo, la vida cómoda (si se la consigue), menos hijos, menos esfuerzo, rechaza el dolor, el sufrimiento, la gente se enamora menos, cambia el amor por el sexo fácil. Todo esto le lleva al hombre a un vacío existencial. No se puede llenar la vida con cosas, pues el hombre es más que las cosas.
Hoy se ve a Dios (con sus mandatos) como un adversario. Nietzsche declara la muerte de Dios. Sartre y Vargas Llosa apoyan. El mundo queda entonces a cargo del hombre y el hombre se da cuenta de que tampoco es Dios. Entra en el caos. Aparecen entonces nuevas ofertas espirituales, con la promesa de obtener el placer de la vida. Se trata de disciplinas de origen oriental, el yoga, el zen, el sufismo, mindfulness, esoterismos.
3. Desconocimiento de la tradición cristiana occidental frente al auge de las tradiciones orientales. Comentario y experiencia personal.
La población de América Latina es mayoritariamente católica. Pero la gente de pueblo sigue una religiosidad popular. La Iglesia se adapta y tolera manifestaciones que el pueblo introduce en la liturgia oficial. En muchos hogares, sobre todo en México, se ven altares domésticos con figuras de santos, Cristos crucificados, imágenes de la Virgen junto con fotos de difuntos, un personaje llamado San La Muerte. En Paraguay existen procesiones con luces de velas y faroles a lo largo del trayecto con cánticos lastimeros (llamados estacioneros). Uno se pregunta qué tiene que ver eso con el Evangelio. A veces se parece más al paganismo que a las enseñanzas del Evangelio. Los pastores de la Iglesia deben buscar un equilibrio para seguir evangelizando, respetando las creencias ancestrales que vienen de los indígenas.
Las tradiciones orientales tienen más éxito en las poblaciones favorecidas que tienen la posibilidad de pagar cursos de yoga o zen y así adentrarse en esas culturas.
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