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El hombre frente al robot y al cyborg

Actualizado: 25 abr 2023

Trabajo desarrollado para el Bienio Propedéutico de Filosofía que estoy realizando en línea en la ULIA (Universidad Libre de las Américas).



¿Qué es el hombre y cuáles son los rasgos que lo constituyen?.


El hombre es un animal político, participa de una comunidad y una cultura, y tiene ansias de trascendencia. Posee discernimiento ético, puede elegir su comportamiento frente al otro o frente a la comunidad. Puede llegar al nivel de la moralidad, es decir, su actuar íntimo, aunque fuese invisible o invencible. Tiene biografía, historia (tiene un pasado, vive un presente y espera un futuro), un anhelo existencial, un deseo vital, vínculos. Pertenece a una familia, es hijo, vive el encuentro, el amor, vive lo estético. Puede tener un proyecto de vida, distingue el bien del mal, tiene conciencia de sí y de su muerte segura pero indeterminada.


El hombre tiene una vida racional pero también emocional, a través del lóbulo límbico, un cerebro más primitivo en la evolución. Y la mayoría de las decisiones se toman en este plano y allí vienen las equivocaciones, por ejemplo, un enamoramiento equivocado y se abandona a los hijos de la primera unión. Pero hay que aceptar que eso también es humano.

Desde una visión cristiana, ha sido creado con voluntad libre y capaz de elegir su conducta. A través de la Revelación y la oración de parte del hombre, es un interlocutor de Dios. Puede tener compasión y puede perdonar y pedir perdón.


El hombre vive una tensión permanente entre las pulsiones de un cerebro ancestral (lóbulo límbico) que compartimos con los mamíferos superiores y la racionalidad asentada sobre la corteza cerebral, mucho más reciente. Inclusive tenemos incorporadas algunas conductas más primitivas, como tienen los reptiles que sólo disponen del tronco cerebral (agresividad, huída, alerta). Esta situación está bien descrita por San Pablo en Romanos 7,23, aún sin conocer la anatomía ni la fisiología del cerebro.



El hombre en la cultura postmoderna.


Se vive un aislamiento debido al individualismo, que descarta la solidaridad, la caridad, inclusive el amor (hay menos compromiso, menos casamientos, más divorcios). Por el egoísmo se desentiende del otro, pues puede ser un competidor y puede impedir su realización personal. Rechaza los dogmas, las normas, hasta niega al Creador. El hombre entra en la orfandad y la falta de esperanza. Al renunciar al amor, se priva de la plenitud. Es más, ya en el modernismo se declara la muerte de Dios (Nietzsche, Sartre) y entonces alguien debe asumir la dirección del todo. El hombre se da cuenta de que tampoco él es Dios y entonces entra en el caos, la desesperación, una entropía existencial. Le queda vivir en aturdimiento para no pensar. La conexión obsesiva con los celulares, los restaurantes y lugares de encuentro se llenan de televisores y música que impiden la conversación. Además son contados los que se ponen a reflexionar sobre el ser persona y su finalidad.



El robot.


Es diseñado y fabricado. Es sólo matemáticas. Puede tener un final planificado, salvo caso de desconfiguración informática o accidente.


No tiene filiación, familia ni vínculos, no tiene emociones, por tanto, se equivoca menos en lo que debe hacer.


No tiene conciencia de sí, del futuro ni de su final. La máquina no puede generar una decisión propia, tampoco puede reprocharse alguna acción. Carece de razón, de voluntad propia, de juicio moral.


También hay muchos humanos que funcionan como robots sin cuestionarse nada, a veces a sueldo, mercenarios, pueden tener órdenes de asesinar o ir a la guerra.


El robot sería la única manera de enviar a otros sistemas solares algo “vivo” o al menos con datos que nos identifiquen desde la tierra. Ningún sistema biológico soportaría el tiempo necesario de traslado a años luz.



El cyborg.


Se trataría de un humano mejorado, el transhumanismo. Se suprimiría las deficiencias del hombre al implantar tecnología de punta, marcapasos, implantes cocleares, chips en el cerebro para mejorar la visión de los ciegos, tal vez modificaciones genéticas por la técnica CRISPR.


Se pretendería también terminar con la enfermedad, la lotería genética, el envejecimiento y prolongar la vida.


Otra cosa diferente ya sería el posthumano por fabricación de algo diferente ya del hombre y que debiera superarlo de lejos, al menos en sus capacidades operativas.


El robot no tiene conciencia de sí, del futuro ni de su final.
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